EFE.-Líderes europeos ultraconservadores reunidos este sábado en la Cumbre de Madrid suscribieron una declaración en la que abogan por la «cooperación» en materia de defensa ante amenazas militares como la de Rusia sobre Ucrania, que han conducido a Europa «al borde de una guerra».
El acto, organizado por el partido español de extrema derecha Vox, reunió en la capital de España a los primeros ministros de Hungría, Viktor Orbán, y de Polonia, Mateusz Morawiecki, y a la líder ultraconservadora francesa Marine Le Pen, entre otros.
En el comunicado final de la cumbre, auspiciado por Polona, de la que ha sido anfitrión el líder de Vox, Santiago Abascal, se señala expresamente al Kremlin al afirmar que “las acciones militares de Rusia en la frontera oriental de Europa nos han conducido al borde de una guerra”.
“La solidaridad, la determinación y la cooperación en materia de defensa entre las naciones de Europa son necesarias ante tales amenazas” agrega el comunicado, que aprovecha para cargar contra Bruselas, su gran enemigo, constatando “la ineficacia de la diplomacia de la UE” en esta crisis y pidiendo que las naciones europeas “trabajen solidariamente ante la amenaza de agresiones externas”.
“Todos nuestros amigos son conscientes de que Rusia amenaza la soberanía e integridad territorial de los estados”, ha dicho Morawiecki a la salida de la reunión. Abascal, a su lado, ha evitado responder a la pregunta de si Moscú es una amenaza para la seguridad de la UE y se ha remitido al comunicado final de la cumbre.
El primer ministro húngaro, Viktor Orbán, ha subrayado la necesidad de trabajar en aras de “la desescalada y la negociación”, para revertir la actual crisis.
Orbán, que el día 1 tiene previsto reunirse con el presidente ruso, Vladimir Putin, no ha querido culpar a Rusia de la escalada de tensión, alegando que se trata de “una cuestión militar muy complicada que nadie conoce exactamente”.
Eso sí, ha advertido en contra de “un acuerdo sobre la seguridad de Europa entre Rusia y Estados Unidos sin participación de los europeos”.
Frente a la única frase que alude a Rusia, el comunicado final se explaya en atacar al proyecto europeo, al que acusa de querer convertir la UE en un “mega Estado ideologizado”, que “desprecia la identidad y la soberanía nacional”, se aleja “de los ideales cristianos” y pone en riesgo “la supervivencia de la propia civilización occidental”.
La ultraderecha europea cierra filas con los gobiernos de Polonia y Hungría, a los que la Comisión Europea ha abierto expediente por hostigar a la comunidad LGTBI y socavar la independencia judicial; y reclama la primacía de las constituciones y leyes nacionales sobre el derecho de la Unión, lo que ataca uno de los fundamentos de la UE.
La líder francesa Marine Le Pen, que se enfrenta en 70 días a la primera vuelta de las elecciones al Elíseo, era la única mujer sentada a una mesa de líderes políticos con más del 90% de varones.