Madrid, 18 jul (EFE).- La cerveza Gabarrera es la única en la Comunidad de Madrid con certificado ecológico de la Unión Europea y, además, está comprometida con la inclusión social y con la idea de promover la cultura y el ocio en el área rural, concretamente en el municipio de Becerril de la Sierra.
Mónica Somacarrera y su marido comenzaron su este proyecto de emprendimiento hace siete años para después convertirla en una cooperativa social y de inclusión de la que también son dueños también otros tres jóvenes de 22 años.
Estos tres jóvenes han sido formados por la pareja como maestros cerveceros que, además, luchan por dignificar la cultura y el ocio con conciertos y poesía.
Es una cerveza «eco» que cuenta con el certificado europeo lo que comprende las materias primas, sin químicos, pero también los envases y el procesado, en una cadena de montaje que pasa una auditoría anual para poder lucir este distintivo, explica Somacarrera en una entrevista con Efe.
Además de producir una malta de primera calidad, la Gabarrera tiene cinco variedades con nombres de ríos y montañas para poner aún más en valor las localizaciones del entorno de la Sierra de Guadarrama.
4 (+ 1) VARIEDADES
Desde la fabricación más sencilla a la más compleja; la Peñalara, es una cerveza muy agradecida para el verano, con poco alcohol, a la que le sigue la Siete Picos, de estilo inglés, con una malta y fabricación específica de cuatro lupulizaciones.
La Samburiel, con dos maltas y cinco lupulizaciones, de carácter tostado, «es una de las que más gusta al público de la Gabarrera», puntualiza la empresaria.
Otra de las cervezas, la Maliciosa, es una ipa (India Pale Ale) estilo americano que tiene aromas a mango y a maracuyá que también cuenta con cuatro lupulizaciones y para ese toque especial tiene una lupulización extra en el fermentado en frío.
Para terminar, una variedad que solo fabrican en invierno, la Barranca, en honor al nombre del valle homónimo, es una cerveza de trigo oscura, negra.
UN BAR CON PRODUCTOS DE LA SIERRA
Además de su labor social y medioambiental, el equipo trabaja para fomentar el consumo de proximidad, pues en sus instalaciones cuentan con un bar en el que se sirven sus cervezas y productos de la zona.
No hay perritos calientes ni hamburguesas, pero sí queso y diversos embutidos de la Sierra de Guadarrama.
EMPRESARIA RURAL
Cada vez es más común ver a mujeres rurales emprendiendo en sus propias empresas y proyectos, sin embargo sigue siendo una brecha a trabajar porque «el mundo rural es más complicado para todo que una ciudad y si ya eres mujer y empresaria se complica más aún», detalla la cervecera.
«Tenemos que demostrar con creces lo disponibles que estamos», lamenta.
Es así como esta emprendedora y su cooperativa luchan por romper los estigmas que se hacen aún más patentes en el mundo rural, con una receta que tiene en la cultura cervecera su ingrediente principal, aderezada con inclusión social y comercio de proximidad y maridada con el respeto a las tradiciones y a la cultura de los pueblos de la sierra madrileña. EFE