EFE.- Los bancos de alimentos y las oenegés de varias ciudades españolas coinciden en alertar de que la demanda de alimentos por parte de personas necesitadas está creciendo de nuevo, una vez superada la pandemia, debido al aumento de los precios y, en particular, los de los productos frescos.
La situación, además, se está agravando debido a que, en algunos casos, también se está produciendo un descenso del número de donaciones de alimentos con respecto a los primeros meses del año.
UN 40 % MENOS DE DONACIONES EN MADRID QUE ANTES DEL VERANO
En Madrid, el Banco de Alimentos empezó a notar, antes del verano, un descenso en las donaciones, que ha terminado traduciéndose en un 40 % menos que en los meses previos al comienzo de la guerra en Ucrania, ha dicho a Efe una portavoz de la entidad.
El número de comidas diarias también aumentó antes del comienzo de la época estival, según los últimos registros que maneja el Banco de Alimentos, pasando de 186.000 a 187.000 por día en la Comunidad de Madrid.
Las entidades que colaboran con el Banco de Alimentos madrileño también han comunicado el aumento progresivo de gente que se acerca a por raciones diarias, en tanto que ya “no llegan a final de mes”.
El incremento de los precios también afecta a la compra en origen que realizan este tipo de organizaciones, en tanto que ahora deben gastar más dinero para realizar el mismo acopio de alimentos.
Desde el Ayuntamiento de Madrid han trasladado a Efe que, tras el pico en la demanda de alimentación durante la pandemia a través de la ‘Tarjeta Familias’, una prestación económica municipal para la cobertura de necesidades básicas de alimentación, aseo e higiene de sus beneficiarios, las necesidades se “estabilizaron” con posterioridad.
Así, la cifra de 2.000 tramitaciones nuevas al mes durante la pandemia ha ido descendiendo progresivamente hasta situarse en torno a 1.000 mensuales.
CRECEN LAS COLAS PARA PEDIR COMIDA EN BARCELONA
En Barcelona también han aumentado las colas en los 17 comedores sociales de la ciudad, que el año pasado repartieron 536.000 comidas a 13.158 personas vulnerables o sin hogar y este verano, en algún caso, han llegado a no dar abasto a pesar de incrementar el número de voluntarios.