Ciudad del Vaticano (EFE).- Francisco ha pedido hoy «una oración especial» para el papa emérito Benedicto XVI al recordar que «está muy enfermo», al final de la audiencia general celebrada en el aula Pablo VI. El Vaticano ha confirmado que su estado de salud se ha agravado durante las últimas horas.
«Pido una oración especial para el papa Benedicto XVI que en el silencio esta sosteniendo la Iglesia y recordar que esta muy enfermo y pidiendo al Señor que lo consuele y lo apoye en que este testimonio de amor a la Iglesia hasta el final», ha dicho el pontífice.
El alemán Joseph Ratzinger, de 96 años, renunció al pontificado en febrero de 2013 y desde entonces vive en el convento Mater Ecclesiae en el interior de la Ciudad del Vaticano.
El director de la oficina de prensa del Vaticano, Matteo Bruni, ha confirmado este miércoles que en las últimas horas se ha agravado el estado de salud del papa emérito «por el avance de la edad», pero ha asegurado que «la situación por el momento sigue bajo control» de los médicos.
Bruni ha informado también, en una escueta nota, que al final de la audiencia general de este miércoles, el papa Francisco se ha dirigido al monasterio en el que reside Benedicto XVI para visitarle.
Mientras, del protegido y hermético convento Mater Ecclesiae, en los jardines vaticanos, donde desde 2013 Ratzinger vive apartado tras su renuncia, no ha salido ninguna información.
Delicado pero lúcido
La última fotografía del emérito la publicó el pasado 1 de diciembre la Fundación Joseph Ratzinger, cuando Benedicto XVI recibió en su residencia a las dos personalidades galardonadas con el Premio Ratzinger, el biblista francés Michel Fédou y el jurista judío Joseph Weiler.
Como en imágenes anteriores, a Benedicto se le veía sentado en el sofá junto a su fiel secretario, Georg Gänswein, y aparecía muy delgado, pero atento a la conversación.
Todos los que le han visitado en los últimos meses aseguran que Ratzinger habla con un hilo de voz, que no camina y se le ve muy frágil, pero que está completamente lúcido.
En otras fotografías recientes se le ha visto en silla de ruedas por los jardines vaticanos tomando un poco el sol, lo que es, según cuentan desde su círculo más cercano, algo habitual, porque el papa emérito mantiene una disciplina a pesar de la edad.
Concelebra la misa a la 7.30 y después escucha música en su sofá, mientras a veces recibe algunas visitas.
El pasado agosto recibió a los nuevos cardenales que, junto con el papa Francisco, fueron a visitarle.
Retiro silencioso
Los últimos meses los ha pasado en silencio, excepto a inicios de año cuando tuvo que salir al paso de las acusaciones de cómo había gestionado algunos casos de sacerdotes acusados de abusos a menores cuando era arzobispo de Munich y que habían surgido en el informe redactado por la Iglesia alemana sobre la pederastia.
En una histórica declaración pública, Benedicto XVI afirmó: «He tenido una gran responsabilidad en la Iglesia católica. Tanto más grande es mi dolor por los abusos y errores que se han producido durante el tiempo de mi mandato en los respectivos lugares».
Benedicto XVI, el primer papa en renunciar al pontificado desde tiempos de Gregorio XII, a principios del siglo XV, ha salido en muy pocas ocasiones de los muros leoninos.
Una vez para visitar a su inseparable hermano en el hospital y en junio de 2020 cuando viajó hasta Ratisbona para verlo de nuevo pocas semanas antes de que muriera.